Sans Frayeur dans ce bois...

I. Entro
En el espesor de la niebla nevada,  entro temerosa.
Me pides que entre desnuda y camine descalza sobre la nieve.
Hace frío y no veo si hay un abismo bajo mis pies. Mi cuerpo tembloroso apenas puede moverse.
Lágrimas silenciosas brotan tibias en mis ojos. Mis labios secos no pueden llamarte y apenas alcanzan a musitar un  “te quiero”.
Atrapada en mi miedo blanco y silencioso mi cuerpo se viste con  lienzos de  muerto. Desprovista de mis ropajes, tendida sobre la nieve mientras espero… te espero.




II. Espero
Espero tendida y quieta como me pides y los miedos de mi alma profunda y ahogada me estrangulan la vida.
La muerte blanca vestida de negro alimenta a manos llenas mis miedos mientras ríe con sonoras carcajadas que solo yo puedo oir.
La voz abandona mi cuerpo, mis dedos frágiles, están fríos e inmóviles, no hay fragancias en el aire.
Solo quedan mis ojos abiertos esperando tu llegada.
Las sombras me rodean. La muerte, satisfecha por su caza, espera sentada junto a mi.
En lo más  abismal de mi alma resuena el galope de tu caballo.
Una última lágrima tibia mantiene encendida mi mirada esperanzada.





III. Muero
No siento tu llegada.
Anegada en el desamparo y la tristeza mi alma destila piedras de dolor y amargura.
Y con esas piedras construye una inexpugnable muralla que empareda y entierra mi último hálito de vida.
Ya no hay tibieza en mis ojos abiertos y el gélido aire cristaliza el último destello de mi vida.
La muerte me arrastra. Tira de mi sobre la nieve blanca.
Y al volver por última vez la cabeza veo el jadeo tu caballo junto a mi cuerpo desnudo y muerto. Y oigo por última vez tu corazón palpitando tu lamento.
Con mi cuerpo entre tus brazos tu grito poderoso y descarnado hace que, irremediablemente, mi alma se rasgue como la seda.  Condenándome eternamente a estar muerta.






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