Breves historias de amor en un solo cuerpo

1ª Parte: Breves historias de amor en un solo cuerpo

I. Tierra fértil, suave y arcillosa; césped mullido, árboles centenarios, pájaros libres, flores armoniosas y alegres mariposas. Aquí mi alma se halla en estado puro, sin ataduras, sin pesos ni pesares, libre, limpia y bien inspirada.
El amor tiene la fragancia de las magnolias, suave, penetrante, fresco y... fugaz.
Respiro profundamente y una dulce fragancia me anuncia que el amor está cerca. Miles de mariposas comienzan a revolotear.
A lo lejos, entre el follaje, una silueta comienza a tomar forma; las mariposas, atrapadas, saltan del corazón a mi boca. Solamente un beso tuyo puede abrir esta coraza. En tu boca está, la llave de mi alma.
De pronto, la sombra se desvanece... Las mariposas siguen revoloteando de arriba abajo. No puedo recordar tu cara; recuerdo tus manos, tu nariz, tus ojos, tu mirada... y por supuesto el dulzor de tu boca.

II. El Sol en su cénit abrasa la arena seca. La planta de los pies busca el frescor y tersura de la arena húmeda. El mar con su eterno y cadente ritmo nos regala una leve brisa, una brisa yodada que respirada lentamente nos inunda el alma.
Tendidos sobre la arena buscas constelaciones en mi espalda. El sol cae, se torna naranja y frío, el cielo se oscurece y se cuaja de los lunares de mi espalda.
De noche, entre sábanas limpias y crujientes recorro con mi dedo tu espalda, un revoloteo.... y una parálisis instantánea, escalofriante y blanca, me corta la respiración. A pesar del calor plomizo acerco mi vientre a tu espalda. Mi alma se desborda del placer cadencial del mar y acto seguido me atemorizo por el efecto mariposa. Procuro relajarme y tendida junto a tu espalda, me duermo.

III. Tras muchos meses dormido en un profundo letargo mi pecho ha vuelto a despertar con el leve rozar de tu mano. Con la mirada fija al frente, sentado y casi sin moverte, mis pechos han resucitado al entrar en contacto con tu piel.
Ahora ya están preparados nuevamente para el placer. De nuevo, alas de mariposa a flor de piel.

IV. Fluidos emergentes, suaves y fragantes, lo inundan todo. Hueco a hueco, pliegue a pliegue, tus caricias hacen estremecer mi cuerpo. Recónditos suspiros y un revolotear constante de la respiración. Miles de mariposas inundan la habitación.

V. Apenas son las siete de la mañana.
Hace dos horas desperté, una fuerte energía me atormentaba, miré a la izquierda y allí estabas, dormido. Sin esperar a que despertases te coloqué boca arriba y cabalgué hasta hallar un poco de tranquilidad.
Pero mi espíritu seguía desbocado; salí de la cama, me vestí y me fui a pasear.
Como una leona a punto de parir, anduve en busca del lugar apropiado. En lo alto de una loma, bajo un roble y un castaño me senté y disfruté absorta del amanecer.





VI. ¿Cómo rehacer mi espacio?. Pequeños gestos diarios. Sueños, vivir el momento.
Observo mi reflejo en la ventanilla del tren, suspiro y trato de pensar en blanco. La mirada fija en la sombra ondulante sobre las vías. Pienso en ti. Viajo a lugares inexplorados, lugares escondidos en mi interior. Viajo en mi imaginación a través de la música, una música infinita, la música del corazón.
Ahora recuerdo cómo apoyaste levemente tu oído en mi espalda, después con un beso, sellaste nuestra unión. Son pequeños detalles como esos los que inundan de felicidad el corazón.

VII. La estética de los sueños. En un mundo feérico, allí te reencuentro. No importa cómo seas, es a ti a quien busco y allí.... te descubro.

VIII. En un remoto país, no hace mucho, existía un reino alegre y feliz.
La reina, acomodada en la rutina, no se acordaba de si. Hasta que un día... un noble y errante caballero, de emocionante armadura, se presentó alli.
La reina en un principio se mostró fría, hierática y erguida, pero el caballero, que era perspicaz y un poco presumido, supo conquistar a la reina y tras mirarla y acariciarla, suavemente le quitó su coraza.
Y estando desnudos uno frente al otro, hablaron así:
- Amado caballero, vos bien sabeis que aunque os deseo con el alma, yo me debo al rey. Mas, a mi entender, un amor como el nuestro es un regalo divino y una vez probado moriría sin él. Mis mejillas han vuelto a ruborizar, mi corazón palpita desbocado, la vida corre nuevamente por mis venas y más bella que ahora no me he sentido jamás. Amado caballero, dejadme cultivar el jardín de la amistad, pues amor ya tenemos y lo que deba suceder, el tiempo lo dirá.
- Majestad - contestó el caballero- , en esta vida existen mil aromas y sabores y muchos no los podremos gozar. Vos contais a diario con la sal de la vida y yo os vengo a ofrecer un toque exótico en vuestro paladar.
Busquemos la medida exacta para ensalzar nuestros sentidos, sin endulzar demasiado ni llegar a picar. Si estais dispuesta y preparada os ofrezco para vuestro jardín estas semillas mágicas, kardamomo y nuez moscada, que en pequeñas dosis habreis de tomar. Realzareis vuestra feminidad y hareis más feliz al rey...
- Y, ¿qué será de vos?
- Con respecto a mi, no os preocupeis, como habeis dicho, tiempo al tiempo, que el destino y las hadas nuestro devenir decidirán.

IX. Anhelante, deseosa y exitada. Así espero nuestro nuevo encuentro. Apenas puedo recordar tu rostro, la respiración se entrecorta y mi corazón acrecienta su palpitar. No sé qué sucederá, qué palabras utilizar, dónde mirar... En mi estómago noto mil seres alados que revolotean agitados. Entreabro mi boca para poder respirar...
No sé si es amor, si es pasión o una verdadera amistad. Los sentimientos son confusos.

X. Te llevo días por dentro y había algo que no encajaba.....La música. Esa parte del alma, esencia de espíritu, libre, etérea y dulcemente perfumada; esa substancia mágica, que nos desborda de pies a cabeza, esa lágrima que anega el alma. Ya tienes música en mi interior, Szrelem, szrelem....

XI. Cuando muestro una rama todos ven un árbol. Tú y yo sabemos de qué se trata. Si quieres ver el universo... toma un átomo.
XII. He descubierto que los sentimientos, vivencias, estados profundos se expresan mejor por la noche. Cuando la única envoltura es la oscuridad. Pero para expresarlos hay que sentirlos, vivirlos. Y esta vivencia proviene de nuestro deambular por la vida. Y nuestra vida “son como ríos que van a parar al mar”.Si el mar es donde todo se diluye, se tranquiliza, se disuelve. Los ríos de la vida son los recorridos, los encuentros con lo inesperado, lo turbulento, lo salvaje, también las zonas de remanso, lo plácido. Es la vida que hacemos y con la que nos vamos encontrando.
Toma un baño en un río, harás el recorrido a la contra, contracorriente. Ahora el caudal es más intenso, los remansos mayores y si soportas el frío gélido puedes bañarte en el. Llenarás el espacio de gritos intentando quitar el frió de tu piel. Luego la satisfacción de poder, poder bañarte, dominarlo.
Caminando, siempre hacia arriba, te sientes aventurero, descubridor, zoólogo, geólogo,.. y si consigues llegar a esa poza, en el alto, con el agua turquesa, con el sol sólo para ti, entre árboles, sin nada que te perturbe, desnudo. Te vuelves a bautizar sin necesidad de gritar y luego buscas el calor que seque tu cuerpo húmedo. Y llegas al final, la cascada que todo el mundo espera, la que sale de la roca como manantial de vida.
Si tu haces este viaje sola te llenará de vida y tal vez te entre el sentimiento de compartirlo con alguien. Si lo haces con la persona a la que amas te sentirás doblemente compensada. Si lo haces con la persona a la que amaste y que ahora sólo es compañía, tal vez recobres el amor que se perdió en la rutina, tal vez prefieras quedarte en el sueño y te sobre su presencia.
Ahora es cuando, si aparece el caballero, nos abrimos tímidamente, nos dejamos llevar de la mano sin querer saber de la fuerza y la turbulencia del río donde nos adentramos.
XIII. Bajo un árbol frondoso. Allí te deseo ardientemente. Nuestras miradas entrelazadas, nuestros cuerpos cosidos pero aún no fusionados. Te deseo, deseo alcanzar tu mente, entregarme por completo a ti, dejarme llevar por tu mano, dejarme cubrir por tu cuerpo y desaparecer de este mundo para viajar a tu mar interior. Ese mar que asoma a tus ojos, ese mar a veces calmado y cálido, y a veces helado y furioso . Deseo desnudarme entera y dejarme penetrar por ese océano enigmático, profundo y prodigioso.

XIV. Por un camino perdido, en medio de la profundidad verde, me sonrojas.

XV. Si algún día me dices que quieres morir, yo misma vertería el veneno en tus labios y con un beso sellaría mi muerte.

XVI. Hace mucho tiempo, bajo una zarza espinosa surgió un rosal. Al verse rodeado de espinas pensó que formaba parte del matorral. Todo hubiera seguido así y nuestra historia habría acabado de no ser...
Una noche de luna llena un zorzal perdido se posó en una rama de la zarza y comenzó a cantar. Como por arte de magia el rosal alargó sus ramas y logró zafarse del rastrojo que lo cubría. El zorzal siguió su camino y suele cantarle, a veces, allá donde se encuentre, en las noches de luna llena, al sorprendente rosal.
Pero no acabó aquí...., un joven zagal que conocía el camino donde se encontraba el matorral quedó sorprendido y prendado del formidable rosal que en una sola noche había surgido. Con mimo, esmero y mucha paciencia lo trasplantó a su jardín y allí creció y dio, por fin, flores. Una diminutas rosas de pitiminí... Todos eran felices y creían que más no se le podía pedir al rosal.
Hasta que un día..., una alondra vió el rosal florido en el jardín y supo que esas rosas no eran las que le correspondían.
Con sumo cuidado, se posó en una rama tierna, de las que aún no pueden pinchar, pues era consciente que un paso en falso lo avocaría a un trágico final entre las espinas del rosal. Le cantó una dulce melodía y al instante una majestuosa gran rosa de penetrante fragancia se abrió. Cuando apareció el jardinero quedó atónito ante la nueva flor, su primer impulso fue cubrir con una red el rosal pero su sabiduría y el amor hacia su tesoro le hizo recapacitar y lo dejó libre, al fin y al cabo, las flores quedaban en su jardín y lo que hubiera de suceder sucedería con o sin red.
Así el rosal, como las encinas al cumplir dos mil años, ahuecó en su interior una cueva libre de espinas, cubierta de pétalos de flor, con una entrada secreta, donde, en las noches de mil estrellas hasta el alba, entra la alondra a cantar.

XVII. En secreto, de noche y sola, te sueño. Ahora conozco tu rostro. Cierro los ojos y veo los tuyos abiertos, mirándome, abrazándome en esta larga oscuridad. Tu nariz, esculpida en un solo bloque, tu mentón, tus orejas, tu pelo sedoso y sobre todo tus labios. Labios jugosos, deliciosos, dulces, fascinadores y embriagadores, que tanto desvelo me suscitan.

XVIII. Soy una persona que busca la esencia de la vida, el perfume del universo. Como una niña al despertar tras la noche de los Reyes Magos... así me he sentido cuando he percibido la señal. Siempre supe que mi gran amor sería un fruto prohibido. Tú eres esa fruta del paraíso. Las señales se muestran en el cielo, en nosotros está el descifrarlas.
Protejo con celo, a veces con innecesario celo, mi espacio vital, y he sabido desde niña que la única persona que lograría sacar la esencia de mi alma llegaría algún día. Sabía que esa persona me lo diría, abiertamente y desde el principio, que venía a sacarme el alma, con un simple roce de su mano y como por arte de magia, esa magia de los cuentos que tienen su base en la vida..., mi gran muralla se abriría. Sin guerras, ni ejércitos, sin reticencias ni retaguardias.

XIX. En ocasiones pasadas, intentando encontrar el amor , yo corría por detrás, veía espejismos y corría y corría sin llegarlos nunca a alcanzar. Cuando de tanto correr estaba cansada y exhausta no sabía dónde reposar, así cayendo de bruces en el camino decidía cambiar de senda y vuelta a empezar.
Pero esta vez llegaste tú a mi encuentro y me invitaste a descansar. Preparaste el refugio, me procuraste comodidad y de un modo casi sumiso te dejé entrar hasta mi intimidad.
Yo no corría, estaba en parte feliz, atareada en conseguir el bienestar de los que me rodean, siempre soñando con que algún día... apareciste y vi la señal.

XX. Fiel a su cita, hoy estuve con el sol. A tan solo dos jornadas del día final.
En dos días expirarará el plazo y todo volverá a la normalidad. Si en esas cuarentaiocho horas no sucede, no sucederá jamás.

XXI. En pocas horas concluye la cuenta atrás. Creo que me rindo. Me rindo y perdiendo salgo ganando. Tópico, pero no hay mal que por bien no venga.
Me gustó, disfruté y soy feliz. Sigo por mi vereda contenta de haber vivido, de haber sentido y soñado y con la tranquilidad y la felicidad de haber conseguido un aliado.
Quiero que sepas que cuando quieras estás invitado a mi mesa, gozas de refugio en mi casa y si algún día lo necesitases iría a prepararte un buen caldo a tu hogar. Cuentas con un hombro sobre el que llorar, un pecho sobre el que tranquilizarte, unos ojos por los que mirar. Yo continúo mi camino, realizaré grandes empresas y sé que para siempre tengo tu amistad.

2ª parte: El eco de las cañas

I. " Tous les matins du monde sont un chemin sans retour". (Todas las mañanas del mundo son un camino sin retorno)
Tan absurdo, tan sencillo, tan claro, tan obvio; Absolutamente poético y real, sublime.
Si miras hacia el futuro verás lo que te espera. Si no estás segura, vuelve la vista y pasa de puntillas. Si lo ves claro, no corras, ya que levantarías polvo y harías mucho ruido, aprende a desplegar tus alas... vuela.
Algunos te seguirán a tu paso, otros vivirán de tu estela, otros ni se enterarán de que pasaste y otros intentarán sacarte de tu senda.
Para un momento en el camino, otea a tu alrededor, disfruta de lo maravilloso de la Creación; un descanso de vez en cuando y déjate cuidar por los que ya encontraron su lugar en el camino, ofréceles a cambio tus sueños, narraciones y sonrisas. Sigue tu marcha sin echar la vista al pasado, cuando llegues a tu destino lo sabrás, no tendrás ninguna duda, y allí te quedarás llevando en tu corazón a los que quieres y te han querido, encontrarás tu sitio y entonces tú ayudarás a los caminantes que siguen el camino.
Ayer estuve en la selva de los tiempos y decidí que mi camino ha de continuar. Sin opción a regresar. Miedo súbito controlado. No hay marcha atrás. Desde que fui concebida no he hecho otra cosa, no tiene sentido amedentrarse.
Pasión de vivir: Así has entrado en mi vida. Cuando dudaba sobre la realidad de mi alma, has llegado. Como una brisa fresca, dulce en el paladar y ligera. Aromas que creí perdidos, añorando un futuro que no existía. Empezaba a languidecer y como el sol del amanecer has vuelto a iluminar mi mirada, inundando de felicidad hasta el último poro de mi ser. La pasión que siempre había soñado se ha presentado a mi.

II. He abierto la compuerta y tengo que parar. Parar en mi paseo, y aquí estoy bajo un tamarindo, respirando hondo una fuerte brisa que me envía el mar.
Ajena al mundo escribo en mi libro, hojas que quiero arrancar. Quiero arrancarlas para entregártelas, pues eres el único capaz de recibirlas.
Tienes fuerza en tu interior, como el mar embravecido, yo también, como una tempestad.
No te quiero como amante a escondidas y hurtadillas. Te deseo como contrincante pasional. Sé que algún día llegará nuestro encuentro y comprenderemos el sentido del camino que estamos recorriendo.
Abro mi corazón sin recelo. No puedo esperar a llegar al ordenador, la única distancia que me permito es la de la mano a la pluma.
Quiero sentirte esa esencia de la vida que solo unos pocos son capaces de aceptar. No quiero ni diluidos ni sucedáneos, quiero enfrentarme a la fuerza de tu mar.
Tus ojos clavados en los míos no dejan aún pasar toda esa fuerza, acumulada en el camino, de los que llegan más allá. Te asimilo cada vez más rápido, en mi corazón ya tienes un lugar.

III. No dudes, no tengas miedo. Si es algo pasajero pasará y si no lo es, quedará. Qué hacer ante la magia de la vida. A unos elegidos es mostrada y tan solo unos pocos se deciden a probarla.
La violencia contenida que me atormenta como una larga cadena no es más que bravura amatoria.
Resulta un arma mortal para quien no es capaz de recibirla y una nevada letal para quien no puede darle escapatoria. No soy amante de dolores y lamentos, tampoco de dulzores en exceso.
Si tuviera que elegir ser ola quisiera ser de las que rompen en los días de tormenta contra una pared escarpada y convierte sus gotas en estrellas del firmamento.
Tú también eres así. Imprevisible, implacable y cruel para las suaves olas de la Concha, pero quien comprende la belleza de la fuerza natural queda arrebatado por ella.

IV.Como un puño metálico que me oprime bajo el estómago, así te siento. Como la tensión preliminar al orgasmo. Los movimientos ondulantes acompasados, la respiración sincronizada. Escalofríos sudorosos que van de la entrepierna al hombro.
La sensación en la cadera de tu abrazo. Estoy a punto de estallar. Dilatando los prolegómenos no hago más que desearte cada vez más.
Mi lado oscuro despierta, mis alas son de Dragón. Mi cuerpo comienza a rasgarse, a romper el caparazón. He perdido peso y sin embargo nunca me he sentido tan fuerte, flexible, esbelta y sobre todo sensual.
Soy un Dragón encadenado, como el de Aralar. Destino cruel o pasión fatal. Yo tengo el futuro en mis manos.

V. Respiro hondo, sonrío. Sincronizo mi respiración, recuerdo tu abrazo, me siento feliz. Un amigo es un regalo mágico que la vida te da cuando te decides a vivir y dejarte envolver por las maravillas del día a día. Desde que has entrado en mi vida el Sol brilla más y me dejo empapar por la lluvia. Quisiera que nunca salieses de ella.
Eres pura magia, mi alma se siente en la cúspide pensando en ti. Ojalá algún día sepa que yo puedo lograr hacerte sentir tan feliz y ser magia para ti.
Mis deseos se cumplen. Creo firmemente en ellos desde que te conocí. Si algo que espero no sucede es porque lo que ha de suceder es infinitamente mejor.
Respiro hondo, sonrío. Sincronizo mi respiración, recuerdo tu abrazo, me siento feliz.

VI. Si con tan solo besarme has logrado encender esta pasión arrebatadora que me conduce hacia el camino del Paraíso, si tus caricias son capaces de elevarme al Cielo, si con tu mirada me entregas la esencia de las estrellas del Firmamento, no puedo entregarme a ti. No puedo porque, si me entregase a ti, me mostrarías las maravillas de Cosmos y al volver a la Tierra solo desearía la muerte. Mas no quisiera morir sin haber probado esa dulce Ambrosía en esta vida, heme aquí ante el dilema, vivir para querer morir o querer vivir para morir.

VII. Mi alma llora henchida lágrimas de amor. Amor que me quita el aire pero me da el aliento, el amor puro hacia el amado que amante quiero. Te llevo en la sangre, en mis poros, en la piel, en la tierra, en el océano, en el viento. Mi cuerpo adolece indolente y rezagado por un amor que de amor lo mata. Muerte que deseo para reunirme con tu alma.

VIII. No me preguntes otra vez si en esta vida renunciaría a todo por ti. No me lo preguntes porque esta vez te diría que sí. Renunciaría a todo bien material, a toda relación personal, a todo cuanto me distrajese de estar junto a ti.

IX. Me muero por mirarme en tus ojos. Deseo volver a estar en tus brazos, dejarme mecer en tu regazo. Tres días sin oír el susurro de tu voz diciendo mi nombre.Tres días, una eternidad que ni Jesucristo esperó para resucitar de entre los muertos. Las horas dilatadas, los días infinitos, desespero contando los momentos para volverme a ver en tus pupilas.

X. Cuando ya no esperaba volver a verte llamaste a mi puerta. Te abrí y , rendida ante tu presencia, te acerqué al fuego de mi hogar. Te ofrecí algo de comer y algo de beber; tú elegiste, de entre todos, mi tazón, y así ... sellamos un beso eterno. Llenamos todos los rincones de la estancia de besos y caricias, de palabras, de risas y profundas miradas. Ahora tu esencia lo impregna todo, a cada instante, en cada lugar, tu fragancia de mar desbocado envuelve mi alma.

XI. ¿Cuánto más habré de esperar?. ¿Cuánto es capaz de esperar el alma? Una eternidad, y dos y tres y las que hagan falta si sé que te volveré a ver. Mi corazón, apresado por el tiempo , duele. Cada pálpito busca tu presencia, cada latido tu abrazo, cada movimiento, tu respiración.

XII. Diligente y hacendosa. Son las ocho de la mañana. Las alfombras ya están limpias, la lavadora puesta y me dispongo a preparar la comida. Tomo una cebolla roja y comienzo a pelarla, las manos desteñidas de color morado; miro mis manos sucias y pienso en la persona que trabaja la tierra para lograr la cosecha. Te imagino con las manos llenas de barro, las manos endurecidas de trabajar la tierra; suspiro e imagino que esa cebolla ha salido de tu huerta. Ahora la voy picando fina y las lágrimas me iluminan las mejillas. ¿Dónde estarás?. Juego con la imaginación y te veo desnudo, en un paraje desierto. Estás meditando lo que siente tu corazón. En un bosque frondoso, sobre una roca, junto a una poza profunda pierdes tu mirada intentando encontrar una respuesta a lo que está sucediendo, o quizás frente a una costa escarpada deambulando la mirada entre las rocas y las olas. Como un caballero velando las armas, así te siento.

XIII. Hoy he amanecido sosegada. Tras días de continua agitación, mi espíritu reposa aliviado. Las convulsiones que provocan esta pasión han remitido dando paso a un suave bálsamo de rosa escarchada. Quisiera saber si un nuevo ser se alberga en mi interior. Toda la suavidad de tu piel, de los pétalos de las flores, de la seda finamente tejida, de la grácil brisa marina, de todo cuanto me hace sentir bien me cobija en este día. Una dulce somnolencia amortigua los sentidos que me comunican con el exterior dejando que hoy repose y disfrute del elixir del amor.

XIV. Como quien eleva sus plegarias al cielo, así yo te escribo. Mis más íntimos anhelos, mi verdadero ser, mi amor verdadero. No busco más que la dicha de amar, de poderme entregar sin medidas ni modelos. No busco nada a cambio, para mi es suficiente con ofrecerme y ser abrazada, solo deseo que seas capaz de recibirme sin recelos.

XV. En verdad esta locura me arrebata. ¿Y si eres tú mi Amado?. Una mujer lleva en su alma al Amor de su amante, de su amado y de su enamorado. A medida que cumplimos años vamos acumulando sueños, deseos y anhelos. Según el tipo de vida que escojamos se cumplirán en mayor o menor medida. Por mi vida han pasado hasta ahora un maltratador, un ángel y un enamorado... ¿Cómo se presentarán el amante y el amado?¿ Pueden hallarse distintas figuras en una sola persona?.

XVI. Reconstrucciones. Concienciación corpórea. Un modo de ser conscientes de nuestro propio cuerpo. Imágenes que trabajar. Repetición constante de un movimiento hasta lograr el movimiento deseado.
Un murmullo solo acallado por el sonido de las olas. Miles de conversaciones a un tiempo. Un balón botando. Pies arrastrándose. Tacones. Jóvenes llamándose.
El Sol jugando al escondite entre las nubes. Calor, fresco, torrada, fresco. Pasos sigilosos. Sillas en movimiento. Campanadas a lo lejos. Carritos rodando. Chancletas indolentes.

XVII. No conocía los Tilos, no conocía el Caserío. Un tiempo de espera que me da la opción de escribir, un poco más. Llego puntal a mi cita, los otros citados no han llegado. Aplicaremos las normas de la pleitesía francesa, diez minutos... a lo sumo un cuarto de hora. No hay avisos ni llamadas. Detesto la impuntualidad no anunciada. Encaramada a lo alto de un muro vigilo la entrada de la taberna. Lo cierto es que como plan alternativo no está nada mal: Hace sol, los tilos referescan y me siento como un gato invisible que apresa los movimientos de todos los que pasan por debajo. Elevo la mirada y a lo lejos... ya están aquí, ya llegan.

XIX. (- Solo los artistas son capaces de escribir amarillo sobre amarillo).
¿Y si me he equivocado?. NO. No hay equivocación posible. Ahora estoy donde quiero y es el único camino.

XX. Me lloran los ojos de nostalgia. Nostalgia de un pasado inexistente. Un pasado que he hecho mío en cuyos recuerdos tu corazón reposa en mi lecho.
Me lloran los ojos de tristeza. Tristeza de saberme abocada a una existencia en la que tus recuerdos son la esencia de una efervescencia abortada.

XXI. Guardo silencio. Silencio autoimpuesto.

Urkiri

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